Escape Room… ¡qué comiencen los juegos!
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Una película de un subgénero de terror aún sin categoría, en la cuál se obedece a un común denominador en la linea narrativa, «un grupo de personas que dentro de un mismo escenario luchan por su supervivencia resolviendo los retos y/o acertijos que se les presenten.» Escape Room (2019) o Sin Salida como se le nombró en México, es una cinta que emana de fórmulas impuestas por las sagas de Saw pero sin el gore y que no alcanza la profundidad de lo que fue el Cubo (1997).
Es un filme que sólo pretende desbloquear la adrenalina del espectador para situarlo en la perspectiva de los personajes y lograr salir con vida al igual que ellos.
Director: Adam Robitel
Actúan: Deborah Ann Woll, Taylor Russell, Logan Miller y Tyler Labine
Duración: 99 minutos
★ ★ ☆ ☆ ☆
Sinopsis
Un grupo de desconocidos aceptan participar en un juego denominado Escape Room, cuyo ganador obtendrá 10 mil dólares, pero pronto se darán cuenta de que su ambición los dirigió a un rompecabezas sin todas las piezas y a una habitación sin salida.
En Escape Room, el director Adam Robitel nos encierra con seis personas que no tienen nada en común para, al colocarnos en la misma situación de supervivencia, lograr extraer lo mejor y peor de ellos.
«You’re invited to play for your life.»
Como ejercicio social y laboratorio de comportamiento, los Escape Rooms han funcionado desde su creación; pero ahora se trata de llevar la situación al límite y obviamente en el cine, con fines de entretenimiento, donde el chiste es preguntarnos: ¿quién sobrevivirá?
Es aquí donde entra el tema de la empatía. Cada persona nos va soltando motivos para quererlos, para luego rechazarlos, incluso odiarlos, mientras nos dan pistas que deben reencontrarse con los demonios de su pasado para resolver éste laberinto moderno en el que los han colocado.
Con escenografías elaboradas —una de ellas nos recuerdan los escenarios invertidos del clásico The Poseidon Adventure—, la cámara siempre en movimiento y pruebas ingeniosas, la primera mitad de Escape Room logra su cometido de hacernos sentir como ratones en laboratorio urgidos de encontrar la salida.
El problema sucede rumbo a la inevitable develación del “mago tras la cortina”, donde el sentido de verisimilitud se pone en juego y se apuesta más por un dispositivo fantástico que por algo surgido del ingenio humano.
En algún momento de la producción de este filme, el estudio productor metió la mano al argumento, pues se siente una urgencia para crear una franquicia a la Saw, Hostal o I Know What You Did Last Summer, que derrumba un desenlace más coherente en Escape Room.
Veredicto
Como entretenimiento escapista, funciona muy bien Escape Room con la sensación de que giramos dentro de un cubo tipo Rubik de escena a escena. El director Adam Robitel nos atrapa con intensidad y suspenso, hasta que su argumento y narrativa se desgarra hasta el suelo por un afán de hacer algo más grande, sin haber terminado de construir bien lo pequeño.
El director Adam Robitel nos atrapa con intensidad y suspenso hasta que su argumento y narrativa se desgarra hasta el suelo por un afán de hacer algo más grande, sin haber terminado de construir bien lo pequeño.
Por: Mario P. Székely
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