5 cosas que (quizá) no sabías de ‘Groundhog Day’

Otro año, otro 2 de febrero. “Es el Día de la marmota… otra vez”, dice Phil Connors (Bill Murray) cuando empieza a percatarse de que está atrapado en un bucle temporal aparentemente irrompible. Con el tiempo, la comedia de 1993 Groundhog Day se ha hecho lugar entre los clásicos del cine estadounidense, y otras películas como Edge of Tomorrow o Happy Death Day han retomado el concepto en otros géneros.

Vale la pena volver a ver Groundhog Day no sólo por las curiosidades que le rodean, sino también porque, “bajita la mano”, plantea cuestionamientos más elevados. Te contamos algunos datos que seguramente te harán apreciar un poco más la película.

 

Budismo “light”

Ya muchos conocen la premisa: Phil Connors es un pesado y egocéntrico meteorólogo de noticiero. Es enviado al pueblo de Punxsutawney con su productora, Rita (Andie MacDowell) y el camarógrafo Larry (Chris Elliott) para cubrir el Día de la marmota. Una nevada impide su regreso y, cuando despierta la mañana siguiente, descubre que es 2 de febrero otra vez. Phil no logra escapar del bucle temporal, no importa lo que haga. El suicidio sólo lo hace despertar en la misma mañana.

La historia se presta para toda clase de situaciones cómicas, extremas, y románticas. Groundhog Day puede pasar por cualquier otra película “para palomear”, pero el concepto detrás es más denso. Algunos le consideran un filme budista.

“Muchas veces la gente supone que la idea de renacer es algo bueno —otra oportunidad de cumplir los sueños no realizados en esta vida, por ejemplo—”, explica Dan Arnold, profesor asociado de filosofía religiosa en el Colegio de la Divinidad (sí, esto es real) de la Universidad de Chicago. “Pero en el imaginario religioso indio, el hecho de renacer constantemente se considera un problema que debe sobrepasarse. La idea del Samsara es que ser sometido a constantes renacimientos, es ser repetidamente sometido al sufrimiento”.

Según Arnold, el concepto del Samsara es mucho más cercano al castigo, un mundo cíclico en el que vivimos atrapados. En uno de los mandalas más conocidos, la “rueda de la vida”, se ubican al centro tres animales mordiéndose la cola mutuamente, y estos representan los tres “venenos de la mente”: la ignorancia (el cerdo), el enojo (la serpiente) y la ambición (el gallo). Estos sentimientos y sus derivados son los que nos condenan a repetir el ciclo por la eternidad.

Sin embargo, según la filosofía budista, el despertar de conciencia es el método para trascender y escapar del bucle. Así lo ha hecho el Buda, en perfecto balance entre el dolor y el placer terrenales.

 

En Groundhog Day así podría considerarse al personaje de Phil Connors: un hombre egocéntrico, resentido, inculto y ambicioso. Sólo al final de la película es capaz de romper el ciclo al ocupar su tiempo para analizarse a sí mismo, cultivarse y ayudar a otros más allá del interés personal. No obstante, de acuerdo con Arnold, la cinta sí difiere en algunos otros con la filosofía budista tradicional:

“Cuando Bill Murray rompe el ciclo al superar su egoísmo, acaba feliz para siempre”, explica el académico. “Sin embargo, no queda claro que la tradición budista imagina la liberación del Samsara como esa clase de hazaña. Quizá la representación del filme de una experiencia repetida hasta el infinito, nos brinda otras formas de pensar sobre lo que significa el renacimiento —y, en consecuencia, formas de pensar lo que puede ser el Nirvana”.

 

Queda entre cazafantasmas

Bill Murray es todo un personaje, y un actor que ha hecho grandes películas en su larga carrera. Sin embargo, siempre será recordado por su rol de Peter Venkman en Ghostbusters. Como también lo será el actor detrás de Egon Spengler, Harold Ramis.

Contrario a Murray, la carrera de Ramis cobró más fuerza detrás de cámaras que delante de ellas. Así que para muchos, su carrera como director y coguionista de geniales comedias como Analyze This y Caddyshack no es tan conocida. Ramis también abarcó esos roles para Groundhog Day, una de varias colaboraciones con Murray.

cazafantasmas
‘Ghostbusters’ (1984). Columbia Pictures.

Sin embargo, esta película marcó el final de la amistad entre los dos. Murray no volvió a hablar con Ramis por más de veinte años, hasta que este último convalecía por una vasculitis autoinmune.

La razón del pleito nunca quedó clara. Algunos lo atribuyeron a que el actor quería un enfoque serio para la película, mientras que el director se inclinaba por la comedia. En su libro Ghostbuster’s Daughter: Life with My Dad, Harold Ramis, la hija del cineasta (y ahijada de Murray), Violet Ramis Stiel, teorizaba que el actor estaba atravesando un mal momento en su vida personal, y que resentía que Ramis tuviera tanta responsabilidad por su éxito. El guionista coescribió Ghostbusters, así como Stripes y Caddyshack, cintas que catapultaron a Murray al estrellato.

En entrevistas, Ramis llegó a manifestar que soñaba con que él y Murray eran amigos de nuevo. Ambos hicieron las paces poco antes de su muerte en 2014.

 

El amigable Tom

Paradójicamente, Murray no era el actor que Ramis tenía pensado inicialmente para Groundhog Day. Durante una sesión de preguntas y respuestas en Chicago en 2009, el director confirmó que su elección inicial para Phil Connors era Tom Hanks.

De acuerdo a Ramis, Hanks le dijo después que “el público se habría quedado esperando a que me volviera amable, porque siempre actúo como un tipo amable. Pero Bill es un miserable hijo de perra en pantalla y fuera de ella, así que no sabías lo que sucedería”.

Otra estrella que rechazó el papel fue uno de los Caballeros de la noche. Michael Keaton dijo arrepentirse de su decisión, pero confesó que, en su momento, “no había entendido el guión”.

 

¿Cuántos días de la marmota?

Con tantas repeticiones del mismo día durante la película, y la ambigüedad temporal permitida por la magia del montaje, los fans de Groundhog Day han teorizado por décadas sobre la cantidad de veces que Phil Connors vive el 2 de febrero.

En los comentarios para una edición de la película en DVD, el propio Ramis llegó a confirmar que Connors estuvo atrapado en el bucle por unos diez años. Más que suficiente tiempo para aprender piano, quiropráctica, y memorizar cronométricamente las rutinas de todo un pueblo. Sin embargo, hay teorías que afirman la duración del ciclo con precisión, para un mínimo de treinta y tres días, hasta un máximo de doce años con seis meses y once días. ¿Qué harías tú con tanto tiempo?

 

Para el caso, los días que vemos en pantalla (es decir, los que no son omitidos por la elipsis), suman treinta y ocho.

 

Bill (no) estuvo aquí

Los eventos de Groundhog Day se sitúan en Punxsutawney, Pensilvania, pero la película ni siquiera se filmó ahí en realidad. Fue Woodstock, Illinois, el lugar que hizo las veces del pueblo.

La película es ya tan reconocida, que Woodstock presume este hecho con orgullo. En la actualidad, existe una placa en una acera, que marca el lugar donde Phil pisa un charco helado una y otra vez. Con fotos en Foursquare y toda la cosa.

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Vía Foursquare.

 

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