‘Te prometo anarquía’: Uno se siente vivo

Julio Hernández Cordón nos contó de los diferentes matices de pasión que retrató en su película Te prometo anarquía.

Por Ana Lucía Altamirano

Largos paseos en patineta, una amistad, un negocio y el nacimiento de un amor en medio de una ciudad bulliciosa y complicada, como lo es la Ciudad de México, son los elementos que encuadran la película que en 2015 marcó la carrera de Julio Hernández Cordón. Con Te prometo anarquía, el director obtuvo premios en festivales como Los Cabos, Habana, Lisboa, Río de Janeiro (FIPRESCI) y Morelia; además de múltiples nominaciones en sitios como San Sebastián, Miami y Locarno, además de competir por un premio Ariel en 2016.

Tras cuatro años y otros trabajos en su haber como Cómprame un revólver o Atrás hay relámpagos, donde el cineasta también explora el universo juvenil, las búsquedas y los desencuentros en medio de lo cotidiano contrastado con el contexto de naciones latinoamericanas, Te prometo anarquía llega al formato DVD y ahora, con palabras del realizador, hacemos una revisión a este filme que, sin duda, deja emblemáticas imágenes en los cinéfilos que se han dejado tocar por ella.

Y es que, como bien lo define el director en una entrevista con Cine, se trata de “una historia de amor, de un desencuentro y de la fragilidad que nos produce el no sentirnos correspondidos”.  En ese relato, protagonizado por Diego Calva Hernández como Miguel y a Eduardo Eliseo Martínez como Johnny, encontramos múltiples momentos de pasión en distintos niveles.

En encuentros no gratos

Retomando las escenas de la película que logró los aplausos de la audiencia en festivales como Los Cabos, tenemos, por ejemplo, aquella en donde los dos jóvenes se hallan en una cancha de Jai alai, ya cuando el sentimiento y el enamoramiento está más que presente. “Miguel encuentra a Johnny desnudo en el campo con una chica, y además no le ha contestado las llamadas. Es un momento de irracionalidad, Miguel se nubla y actúa de la peor manera, aunque se contiene”, recuerda Hernández Cordón, quien reconoce que esta escena no fue pensada teóricamente sino por la emoción. “(Surge) por la frustración de no sentirse importante y tener una evidencia de eso”.

En lo más íntimo.

De la misma forma, los jóvenes tienen tiempo de vivir una pasión carnal, cuando logran pasar una noche en un hotel. “Es la escena del barco en la cama y es sexo puro, pero con cariño. No hay nada más alrededor pero a la vez se exorcizan los demonios de los enojos y las tormentas se cruzan de la mano”, explica el director. Además, Hernández Cordón acepta que, aunque el concepto puede ser muy cursi, esa fue justamente la intención; pero también hay la sensación abandono y está fielmente expuesto. “Se trata del autosabotaje, el huir del compromiso”, continúa.

En ese mismo sentido de imposibilidad, de lo romántico, nace la escena de Johnny patinando por la carretera y se vuelve “un recorrido que suena impensable pero se hace por estar con la persona que se ama”, como muchos locos que mueven cielo mar y tierra al creerse enamorados.

‘Te prometo anarquía’ (2015). Interior XIII.

En la complicidad

Pero en la cinta también cabe la amistad y este valor se retrata sublimemente en las decenas de paseos en patineta que vemos de los jóvenes, ahí cabe la complicidad y la pureza. “El amor a estar acompañado, a formar parte de un grupo. Las cosas simples que nos unen o nos conectan con personas con las que se coincide en algo. Por eso los deportes crean comunidad”, declara Julio.

En la decepción

Aquí también hay sabores amargos —muchos, diría yo—, pues la traición y el rompimiento es parte de este relato. Los vemos cuando no se sabe resolver la situación ante un trato, hay engaño, no hay forma de solucionar los problemas.

“Cuando se es joven, muchas veces se actúa sin pensar. Lo importante es el presente. Es un acto de egoísmo. También cuando pretendemos jugar a ser malos, a sentirnos blindados, más listos que las circunstancias. Es una traición al grupo al que pertenecemos, pero también a uno mismo como individuo, y esto surgió de muchos lugares donde crecí, de gente que conocí, de las noticias… pero sobre todo me impactó lo que pasó con los chicos de Tepito en una disco de la Zona Rosa”, ahonda el cineasta, refiriéndose al caso de los 11 chicos desaparecidos en 2013, al parecer por un comando armado.

En la distancia

Otro momento para recordar de Te prometo anarquía es el final, donde el vacío nos ataca sin tregua, como justamente lo hacen los recuerdos, y ese fue el objetivo del creador, pues quiso dejar muy claro el sentimiento de cuando “las personas que se aman, nos acompañan como fantasmas. No están físicamente pero las sentimos”. Y sí, en ese letargo nos despedimos de esta historia, con más tristeza que palabras.

“Es un final sin diálogos, sin lágrimas, pero en el que se siente el peso de la tristeza como ocurre en la escena de Johnny patinando en la carretera. No hay palabras, pero creo que el público se adentra en la psique del personaje y en el espíritu de la película”, concluyó.

 

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