‘Restos de viento’: entrevista con la directora Jimena Montemayor

Un padre ausente, y una madre a la deriva con sus hijos y su duelo. Éste es el trasfondo de Restos de viento, dirigida por la mexicana Jimena Montemayor (En la sangre).

El largometraje, que lidia con las maneras de atravesar el duelo a diferentes edades, cosechó el Premio Mayahuel a la mejor película y el Premio Mezcal a la mejor directora en el Festival de Cine en Guadalajara. Cine conversó con Jimena Montemayor sobre la película, previo a su estreno en cines mexicanos.

Por Lalo Ortega

 

¿Cómo nace la idea para esta película?

Ya tenía la historia, la anécdota de esta familia que pierde al padre. Empecé a escribir el guión y como al año fallecieron mi padre y dos tíos de la familia, dejando huérfanos a dos niños. Entonces se volvió un poco autobiográfica, porque comencé a vivir mi propio duelo y el de estos pequeños, y descubrí que cada uno tiene una manera distinta de afrontar la muerte y de sanar, o de comprender esta ausencia en nuestras vidas.

Muchos de los diálogos de la película los tuve yo con ellos, o ellos los tuvieron en algún punto con sus familias o amigos. Así que ellos también fueron como mis script doctors en algún punto.

 

A propósito de eso, en la película aparece un ser que representa ese duelo. ¿Cómo llegas a ese recurso?

Quise crear una metáfora del duelo, de cómo es una cosa oscura a la que tememos al inicio, que no logramos entender. Pero de pronto nos vamos acostumbrando y tenemos que hacer las paces con esa ausencia para saber acomodarla, entender que no vamos a llenarla.

Por otro lado, quería hablar de esta literalidad que tienen los niños. Que cuando les decimos cosas como “tu papá siempre va a vivir dentro de ti”, ellos entienden el mundo por medio de ese lenguaje.

Toda la negación de Carmen (Dolores Fonzi) genera este monstruo simbólico que al final es la manera de los niños para procesarlo. Pero ellos aguantan mucho más, son más resilientes y listos de lo que pensamos y no hay por qué ocultarles esas cosas.

 

El trabajo de cámara juega un rol importante en establecer esta intimidad con los personajes. ¿Cómo te involucras con María Secco (directora de fotografía) y cómo desarrollan ambas este aspecto de la película?

Estudié con María en el Centro de Capacitación Cinematográfica (CCC). La busqué casi que con años de anticipación. Es una mujer sumamente talentosa, profesional, amorosa, y fue con quien realmente trabajé durante muchos meses antes de la filmación. Hablábamos de nuestras infancias, de imágenes, qué sentía yo y qué quería contar, cómo me imaginaba estos mundos. Podíamos hablar desde cosas muy abstractas a recuerdos muy psicológicos.

Todos esos meses de intimidad lograron crear este lenguaje. Era un guión muy atmosférico, así que fue un buen trabajo en equipo.

 

Nos contó Dolores Fonzi* que tú la buscaste para el papel. ¿Por qué querías trabajar con ella?

Buscaba un personaje que no fuera mexicano. Quería a una mujer que migró, se enamoró y echó raíces antes de que su esposo muriera. Entonces vemos ese limbo y esa desconexión en que se encuentra.

El trabajo de Dolores me encantó en cuanto lo conocí. Me gusta mucho el cine argentino, así que busqué actrices de ese medio. Y la actriz de mi primera película, Camila (Selser) me dijo “tienes que ver el trabajo de Dolores Fonzi”. Esto fue antes de que ella estrenara ‘La patota’, que fue su hit. Yo la contacté cuando ella iba de camino a Cannes a presentar esa película. Pero sí, yo iba “sobres” por ella (ríe).

‘Restos de viento’ (2019). Cortesía de Calouma Films.

*Podrás leer esta entrevista en nuestra edición impresa de abril 2019.

 

Restos de viento se sitúa en el pasado. ¿Cómo trabajaron el diseño de producción? Nos imaginamos que eso no es fácil en México…

Sí, quería que se ubicara en algún punto del pasado, teníamos un rango entre los cincuenta y los setenta para buscar cosas clásicas, detalles con los que fuera fácil relacionarse. Mantener ciertos elementos sin que la época en sí fuera importante.

El diseño de producción fue de Alisarine Ducolomb, e iba un poco en esa línea. Nos preguntábamos qué elementos de esas épocas continúan a la fecha, y cuáles no. Como un juego, de forma que la película nos llevara al pasado sin explicar tal cuál a qué época.

 

Dolores refirió que le atrajo del proyecto que hubiera muchas mujeres involucradas. ¿Trabajar con más talento femenino es algo que tú también estés buscando?

En realidad invité a profesionales del medio, indistintamente. Alisarine hizo mi primera película, igual que Ana Castro (editora), y terminé muy contenta. María, bueno, es de los mejores fotógrafos de México.

Creo que fue circunstancial, simplemente porque son muy buenas en lo que hacen. No creo haber pensado en ello, se dio así porque son buenas. En mi siguiente proyecto también tendré directora de arte y editora. Algo en mi instinto me llevó a ellas, pero son mujeres sumamente buenas en lo que hacen.

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¿Cómo fue el trabajo de dirección con los actores infantiles?

Paulina (Gil) sí había estado en escuela actoral, pero Diego (Aguilar) nunca había hecho nada de esto. A Luis Rosales (director de casting de Roma) le dije que no quería niños actores, para que no se vieran acartonados. Así que buscamos por todos lados.

Entonces hicimos un taller de actuación con Margarita Mandoki, donde los niños construían a sus personajes. Sí sabían de qué trataba la película pero nunca leyeron el guión. Ya en el set sabían qué tenía que pasar, pero lo decían con las palabras de sus personajes.

En realidad los niños no estaban actuando conscientemente, sino viviendo el momento y reaccionando como sus personajes. Por un lado eso es muy bonito y fresco, pero también reduce la cantidad de tomas que se podían hacer. Teníamos que estar muy preparados porque no se podían hacer muchas tomas.

‘Restos de viento’ (2019). Cortesía de Calouma Films.

 

¿Qué crees que lleva a un artista a explorar el pasado, esta parte autobiográfica?

En el caso particular de esta película, yo quería mostrar cierto tipo de comunicación era antes más complicada, y las distancias eran más largas. Tomar un avión, mandar una carta, por ejemplo. Ahora estamos tan conectados que puedes ver la ubicación de una persona en tiempo real. Eso por un lado.

Y también mostrar que estos niños eran más libres, tenían una independencia que ahora está perdida. El salir a jugar a las calles, que ahora ya no es seguro en muchas ciudades.

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¿Qué te gustaría que Restos de viento le dejara al público mexicano?

Me gustaría que habláramos más de la muerte. Creo que es algo que da miedo, que es mitificado. Me gustaría eso, abrir un diálogo a la muerte. Suena muy dark, pero no lo es. Preguntarnos qué queremos hacer, porque nadie está aquí para siempre. Hablar de la muerte como una inyección de vida.

 

Restos de viento, segundo largometraje de Jimena Montemayor, se estrenará el próximo 29 de marzo de 2019 en salas de cine de la Ciudad de México, el Estado de México, Querétaro, Baja California, Nuevo León, Sonora, Zacatecas, Morelos, Hidalgo, Jalisco y Oaxaca.

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