One Last Deal (El artista anónimo), el arte es la herramienta perfecta

Se estrena One Last Deal (El artista anónimo), una muestra de cine finés para los amantes del cine que tiene al arte como tema central.

 

Director: Klaus Härö

Actúan: Heikki Nousiainen, Pirjo Lonka, Amos Brotherus, Stefan Sauk

Duración: 95 minutos

★ ★ ★ ★ ☆

 

Sinopsis

Olavi, un viejo comerciante de arte que está a punto de retirarse, quien siempre ha puesto a los negocios antes que todo, incluso antes que a su familia, convirtiéndolo en un hombre solitario.

 

En una subasta, una vieja pintura llama su atención. Olavi sospecha que vale mucho más que su precio inicial. Lo curioso de ésta, es que no está firmada por ningún artista.

Olavi sigue su instinto y emprende una investigación junto con su nieto Otto, a quien no ha visto en años, para resolver el misterio del artista anónimo. Cuando por fin encuentran que la pintura es de Ilya Repin, un aclamado artista, la casa de subastas se torna en su contra.

La primera impresión que uno tiene al ver la última cinta de Klaus Härö (El último duelo, 2015) es que el asunto ya se ha visto antes: un anciano galerista encuentra en una subasta una obra sin firma y hace todo lo posible por averiguar quién fue el autor para poder comprarla y venderla, lo cual sirve de lanzadera para criticar la estupidez que reina en de la industria del arte.

Esto se ha visto en filmes como Los modernos (1988, Alan Rudolph), The Square, la farsa del arte (2017, Ruben Östlund), ¿Podrás perdonarme? (2018, Marielle Heller) o incluso en la argentina Mi obra maestra (2018, Gastón Duprat). En todas ellas, la falsificación y el engaño son los principales elementos que las conforman.

Sin embargo, en esta, la verdad es lo que prevalece y ahí se marca una pequeña divergencia que llevará a otras mucho mayores. Empezando por el hecho que a diferencia de las anteriores, esta es una obra mucho más positiva.

El arte es usado como vínculo de reconciliación y por medio de ella los personajes se rencuentran. El anciano tiene que emplear a su nieto, al que no ha visto en años, porque este fue arrestado por robo y debe hacer trabajo comunitario para no ir a prisión.

El chico es muy rebelde y aparentemente respeta a su abuelo, sin embargo, al verse involucrado en la investigación sobre el autor de la obra, entenderá el por qué de la fascinación de su abuelo por las pinturas y a su vez, el viejo galerista se rencontrará con la familia que alguna vez abandonó.

Algo más que es importante señalar es que no es necesario entender demasiado cómo se maneja el mercado artístico para entender la cinta, lo cual la vuelve sencilla de ver y resulta bastante entretenida.

Cabe destacar la habilidad del director para jugar con el ritmo de la cinta y mezclar géneros. A veces emociona como lo haría un thriller, en otras es una comedia y otras más un melodrama familiar digno de Frank Capra (¿Conocen a John Doe?, 1941).

Por cierto, es más a este autor a quien recuerda que a Alan Rudolph o Ruben Östlund, cuyas obras, si bien son excelentes, no dejan de ser hasta cierto punto más pesimistas que esta.

Quizá el punto flojo sería la presencia del gerente de la subastadora que intenta negociar el cuadro, que se convierte aquí en un villano despiadado e inescrupuloso al que las obras de arte solo le sirven si puede transformarlas en dinero (y desgraciadamente, en eso hay algo de razón), mientras que los galeristas, los que hacen negocios pequeños, las venden como un acto de amor.

Sin embargo, a pesar de lo maniquea que pueda parecer esta afirmación, va con el espíritu de la cinta, en la que el arte es la herramienta perfecta para sacar los mejores sentimientos, algo que bien pudo poner en la pantalla el genial Capra.

Veredicto

Una obra disfrutable, sencilla y sorprendente. Sin duda, el estreno del mes.

Por Luis Jurado