Reseña ‘Perdidos en Paris’: La grandeza de la cinta radica en su simpleza














¿Hace cuánto no ves una comedia de pastelazo que realmente te divierta? Perdidos en París (Paris pieds nus) es la oportunidad de encontrarte con un ejemplar de esa especie en extinción. La Ciudad de la Luz sirve como escenario para que Fiona (Gordon), una bibliotecaria canadiense que visita por primera vez Francia, busque a su tía Martha (una irreconocible Emmanuelle Riva), no sin tener que soportar una piedra en el zapato: Dom (Abel), un vagabundo bastante egoísta.

La nueva colaboración entre Gordon y Abel es como ver al Charlot de Chaplin en una historia al estilo Jean-Pierre Jeunet, pero con una puesta en escena tan estética, colorida y simétrica —en la mayoría de las escenas— como los filmes de Wes Anderson. La grandeza de la cinta radica en su simpleza, y le es suficiente para que te enganches de ella mientras te enamoras de París y su Seine.