Reseña ‘The Post’: Un film que satisface hasta al más erudito














SINOPSIS

Nada nuevo, el gobierno estadounidense, en particular el Pentágono, ha encubierto durante cuatro administraciones las malas decisiones al respecto de la guerra de Vietnam. Dos periódicos, liderados por dos personalidades combativas en busca de paz y de justicia, declararán una guerra sin precedentes entre el periodismo a favor de la gente y lo peor del gobierno.

Cuando bien llevados, este tipo de dramas emotivos en la onda de All the President’s Men, del ’76 o Spotlight del 2015 sin duda son enteramente disfrutables. En las manos de un Steven Spielberg maduro, plagado de recursos para contar la historia, desde un guion entretenido y con diálogos potentes, pasando por una dirección de cámara y un cast que no tienen desperdicio; esta historia de periodistas de cepa, decididos a contar una verdad que los apasiona, resulta en un disfrute cinematógrafico de los que no abundan y cuyo producto satisface hasta al más erudito. 

A nadie le pegó tan cabrón el stress postraumático como a la industria cinematográfica y todo lo que gira alrededor de la guerra de Vietnam es atractivo para ser plasmado en celuloide; sólo el holocausto mueve las conciencias en el cine, tanto como el vergonzoso episodio de la historia norteamericana, evidencia del negocio de la guerra y de la insensible intención del gobierno de intervenir donde se pueda a costa de sus juventudes militares.

Así empieza Spielberg su aventura periodística, con un observador que llegando a Vietnam, lo primero que le entregan es su rifle y que de todo lo que ve hace un reporte que pone muy mal parado tanto al Pentágono como al gobierno. Se trata de una guerra que duró veinte años y que fue la primera televisada y con una amplia cobertura de los medios, lo que la expuso a un exhaustivo escrutinio de la opinión pública, que de inmediato se opuso a la intervención estadounidense en una guerra civil que nada tenía que ver con los intereses de la sociedad y que además terminó con las vidas de generaciones de jóvenes que iban a morir a miles de kilómetros de casa por motivos no sólo confusos, sino principalmente injustos.

La cobertura mediática y la oposición de grupos pacifistas obligó a un régimen que no le rendía cuentas a nadie, a mentir. Bien sabemos lo que una mentira desata cuando necesitas otras miles para encubrir la primera y el Pentágono estaba al borde junto con Richard Nixon cuando el reporte del ejército cae en manos de un ambicioso editor quien decide que debe dar a conocer esa información a como de lugar.

Llega el momento en el que conocemos a Kay Graham, heredera de un emporio de medios que incluye al New York Post y al Washington Post y que debe decidir si conviene publicar esos documentos porque, de hacerlo, invariablemente irán a juicio con el gobierno.

Eso es básicamente la historia en la que Spielberg nos lleva de la mano desde la primera toma en una guerra de Vietnam que él podría recrear con una cámara, una playa, un puñado de soldados y 400mil balas. De ahí seguimos el famoso reporte para perderlo entre una maraña de maquinaciones difusas por parte del Pentágono y del gobierno. La narrativa es muy apacible, casi lenta, pero con un ritmo que nos trae de aquí para allá durante una sola noche en la que se puede o no se pueden publicar los documentos por diversas circunstancias.

El cast es sin duda el asset principal de la producción, cada uno llega puntual a su marca y no se pasa de su tono. Hay ocasiones en la que parece que estamos viendo una obra de teatro con los mejores actores del mundo, hasta que Spielberg nos recuerda quién manda con oportunos movimientos de cámara que brindan dinamismo a una escena en la que cuatro actores discuten acaloradamente.

La cosa es que dos de esos actores son Meryl Streep y Tom Hanks, quienes sobra decir son fabulosos y van más allá representando a los personajes que les corresponde esta vez. Todo el ensamble es magnífico y quiero pensar que no se debe a los millones que les pagaron.

Otro personaje principal, a mi parecer, es el oficio periodístico en una época de ideales. Eso es lo que mueve a muchos de los personajes centrales pues no sólo buscan que se publique la información de forma segura para todos, sino desean mantener hasta el final una película extraordinaria.

VEREDICTO

No es una película trepidante pero sí una muy disfrutable que sin duda te dejará satisfecho y con una sonrisa por haberla visto.