The Space Between Us












En muchas maneras, The Space Between Us es una película optimista. Claro, que una mujer que es mandada a colonizar Marte muera en el momento en el que da a luz tal vez no lo sea. Pero que llegue a ese planeta en 2018, sí. Eso es el próximo año.

Después de que el bebé nace y se decide que su existencia permanezca como secreto clasificado, saltamos hacia adelante 16 años. Ahora, como adolescente, Gardner está (comprensiblemente) aburrido de estar atorado en una estación espacial rodeado de científicos y un robot. También tiene una amiga a larga distancia llamada Tulsa (Britt Robertson) con quien skypea—le dice que está confinado en un departamento de Nueva York—logrando de alguna forma conectarse en tiempo real estando alejado 54.6 millones kilómetros en el espacio.

A pesar de que la posibilidad de regresar a la Tierra podría matarlo—su cuerpo no es capaz de soportar el cambio de gravedad—se decide que este mundo podría hacerle bien psicológicamente. Solo debe ser monitoreado de cerca. Así que, obviamente, en cuanto logra salir de la estación, se dirige a Colorado a buscar a Tulsa. 

vía Cine UK

Lo que sigue es una persecución en la que el científico Nathaniel Shepherd (Oldman) y la mentora de Gardner, Kendra (Carla Gugino) tratan de encontrarlo. Él y Tulsa, mientras tanto, tratan de encontrar al verdadro padre del «humano-marciano». 

Para este punto, la sensación de dejá vu es abrumadora. La deteriorización física de Gardner se asemeja a The Fault In Our Stars, y hay elementos de Short Circuit e incluso de Mel Gibson en Forever Young. Mucho de esto suele olvidarse si la emoción de los personajes parece real, pero la relación entre Gardner y Tulsa no se siente verdadera.

Cuando termines de verla, seguramente será difícil quitarte de encima la sensación de que has visto cosas muy parecidas hechas con mejor calidad.