Tres rostros, el cine clandestino de Jafar Panahi

Si te gusta el cine de la «nueva ola iraní», no te puedes perder Tres rostros, la más reciente película de Jafar Panahi. 

 

 

Director: Jafar Panahi

Actúan: Behnaz Jafari, Jafar Panahi, Marziyeh Rezaei

Duración:  100 minutos

★ ★ ★ ☆ ☆

 

Sinopsis

Behnaz Jafari recibe el video suicida de una joven aspirante a actriz. Después de rogarle por ayuda para convencer a su familia de permitirle estudiar, pierde sentido y se ahorca ante la cámara. Jafari sin poder soportar la culpa, abandona su rodaje y emprende un viaje hacia la lejana aldea acompañada por el director Jafar Panahi, quien no tiene más opción que acceder a la extraña travesía. Ganadora del premio a mejor guion en Cannes, desenmaraña las problemáticas de tres generaciones de actrices que sufren la misma persecución política y social. Tres Rostros es la cuarta película de Panahi rodada desde la sentencia que le prohíbe hacer cine durante 20 años.

El arresto domiciliario sigue sin imposibilitar a Jafar Panahi para hacer cine, y con Tres rostros llega a su cuarta película filmada en la clandestinidad; y además, de nueva cuenta, lo logra de una forma poderosa para poner el dedo sobre heridas urgentes de atender en su país.

El relato involucra a tres actrices iraníes de distintas generaciones y que se encuentran en diferentes momentos de su carrera: una ya en el retiro —irónicamente su rostro nunca se ve, es un personaje ausente—, otra recién aceptada en la escuela de artes (Marziyeh Rezaei) y una más que vive su momento de gloria (Behnaz Jafari). Sus vidas se involucran cuando la más pequeña hace un llamado urgente a Jafari para que le ayude a convencer a sus padres de que le permitan estudiar actuación, que es también lo que le salvaría la vida.

A partir de la visita que Jafari y Panahi hacen a los padres de Razaei, el cineasta iraní empieza a trazar un camino en apariencia sutil: sólo van de una casa a otra, pasan por las mismas rutas siempre y ven al resto de las personas en su día a día. Pero en medio de esa cotidianidad, los ojos del director y de la actriz principal sirven para tomar distancia de las acciones normalizadas; los maltratos domésticos, las prohibiciones y los ritos sociales que están fundamentados arcaicamente en cuestiones de género.

Pese a que Panahi no nos muestra una historia armoniosa, en medio del reconocimiento de esos tabús y violencias encuentra la forma de aligerar la carga al mirar hacia otras costumbres más afables y al ofrecer algunos acentos de humor forjados en la vida cotidiana.

Veredicto

Una película para pensarse y disfrutarse. Si bien conserva mucho del sello de Jagar Panahi, como el espíritu documental que se filtra en una historia de ficción, no esperes los niveles de Taxi Teherán o Esto no es una película. Aquí encontrarás una cinta más mesurada, pero no saldrás decepcionado de la sala.

Por Anaid Ramírez

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