8 injustas ganadoras del Oscar a mejor película

Los Oscar son, sin duda, la premiación más mediática y popular en la industria cinematográfica. El codiciado premio es otorgado por la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas (o sólo Academia), según su sitio oficial, para reconocer y defender “la excelencia en las artes y ciencias del cine, inspirar imaginación, y conectar al mundo a través de las películas”.

Pero también es bien sabido que esta premiación (como muchas otras) puede ser muy influida por otros factores, como intereses económicos o el momento sociopolítico que atraviesen Hollywood, Estados Unidos y el mundo en general. Sin mencionar que la Academia es bien conocida por su preferencia hacia tipos determinados de películas: homenajes a la industria, historias con finales felices, reconocimientos al heroísmo estadounidense, o lo que se considere políticamente correcto en un momento dado.

A esto hay que añadir dos factores más: que los miembros de la Academia han ido cambiando con el tiempo (haciéndose más plural en años recientes), y que ganar el Premio de la Academia también tiene mucho que ver con labores de campaña y cabildeo. Así, se entienden un poco más las diferentes clases de películas que los votantes han elegido como ganadoras. A veces, éstas son las que tienen el mayor mérito artístico, pero en muchas ocasiones… no tanto. Éstas son algunas de las películas que han ganado el Oscar a mejor película, a pesar de que había mejores opciones:

 

1. The Artist

Hablando de homenajes a Hollywood, aquí hay uno que retrata uno de los puntos más cruciales en su historia: la transición del cine mudo al sonoro. Dirigida por el francés Michel Hazanavicius, The Artist es un auténtico viaje al pasado, con todo y los intertítulos y fotografía en blanco y negro.

La historia, con tintes de A Star is Born y Singin’ in the Rain (otras dos clásicas odas a Hollywood), sigue al actor George Valentin (Jean Dujardin), estrella del cine mudo que cae en desgracia con la llegada del sonido; mientras su protegida, Peppy Miller (Bérénice Bejo) asciende al estrellato. Además de homenaje, la historia de por sí es romántica y tiene un final feliz, lo que sin duda bastó para convencer a los votantes de la Academia.

Que no se mal entienda: no hay nada de malo en sí con The Artist. Pero sí palidece en comparación a otras nominadas en la misma categoría en la premiación de 2011, más complejas, ingeniosas y mejor logradas. Sólo por mencionar a una candidata temáticamente similar, Hugo de Martin Scorsese es una película superior que también homenajea al cine (aunque al francés). The Tree of Life, incluso si no es una película narrativa en el sentido tradicional, es una ambiciosa reflexión sobre el sentido de la efímera vida humana dentro del gran orden universal (tuvo que “conformarse” con la Palma de Oro en Cannes).

 

2. Forrest Gump

El director Robert Zemeckis es un conocido pionero de la tecnología al servicio de la historia en el cine. Forrest Gump es sólo un ejemplo de ello en su filmografía, que inserta a su protagonista junto a John Lennon o Richard Nixon en una monografía de la historia estadounidense reciente. Eso, sumado a la actuación del eterno chico bueno, Tom Hanks, parecen haber bastado para convencer a la Academia.

Que, de nuevo, Forrest Gump es también una buena película. Ha pasado a convertirse en un icono de la cultura pop: la frase de la caja de chocolates será citada y parodiada hasta el final de los tiempos. Otra película con esas características – y que puede argumentarse como superior – es Pulp Fiction.

La segunda película de Quentin Tarantino también contendió por el Oscar a mejor película en 1994 (junto a otras seis categorías, aunque sólo ganó mejor guión). Tiene de todo: diálogos brillantes e igual de memorables, una estructura narrativa que oscila entre varios puntos en el tiempo, toneladas de referencias al cine y la cultura pop, y posiblemente las actuaciones más icónicas de cada uno de sus protagonistas. Quizá las sobredosis de cocaína y la escena del Gimp fueron demasiado para los votantes (curiosamente, Pulp Fiction también ganó la Palma de Oro).

 

3. The King’s Speech

La habilidad de Tom Hooper para dirigir películas de época no debe ser subestimada: además de ésta, tiene a su título The Danish Girl y Les Misérables en la última década. Sin embargo, de las tres, The King’s Speech es la menos emocionante. Y también hay que decirlo: en lo que va del siglo, es una de las más aburridas ganadoras del Oscar a mejor película.

La trama, a grandes rasgos, sigue el inesperado ascenso al trono del rey Jorge VI (Colin Firth), mientras aprende a dejar de tartamudear. Es la clase de material del que puede salir una grandísima actuación (apropiadamente premiada con el Oscar para Firth). Pero sí extraña que se haya coronado como la mejor película del año, considerando que Hooper también fue premiado como mejor director y que, francamente, hubo mejores películas.

A todas luces, la ganadora de 2010 debió ser The Social Network, que en retrospectiva un oráculo del caos de Facebook en años siguientes. Otras dos mejores candidatas que The King’s Speech: Inception, de Christopher Nolan, y Black Swan, de Darren Aronofsky.

 

4. Ordinary People

Raging Bull es considerada la obra maestra de Martin Scorsese y uno de los mayores logros en la historia del cine. Un clásico moderno que por medio de dramáticas imágenes ahonda en la psique de un hombre con mucha ira, interpretado por Robert De Niro en el papel de su carrera. Sería lógico pensar que la película que le arrebató el Oscar debería ser todavía mejor que eso.

Ordinary People no era eso exactamente. Tenía a su favor ser el debut como director del querido Robert Redford, con Donald Sutherland en el protagónico. Se trataba de un melodrama sobre una familia de clase media, distanciados por la muerte accidental de uno de los hijos. Si no has oído hablar de ella, es porque no trascendió más allá de la premiación de 1980.

 

5. Crash

Una de las películas más sonadas para el Oscar en 2005 no era Crash, sino Brokeback Mountain. La ceremonia de ese año fue uno de los claros ejemplos en los que la Academia va a lo seguro, y esta película de Paul Haggis llevaba las de ganar en ese escenario.

Así, en vez de premiar el drama de Ang Lee sobre dos vaqueros en un romance homosexual, Crash emergió como la ganadora. Tenía a su favor un ensamble con Sandra Bullock, Terrence Howard y Don Cheadle, reunidos en una historia interconectada sobre racismo, prejuicios, perdón y redención.

 

6. Shakespeare in Love

Parte comedia romántica y parte drama de época, algunos odian a Shakespeare in Love por ser una anacrónica e insulsa ficción inspirada en los greatest hits del dramaturgo, con una pesada dosis de cursilería. Otros la aman por los mismos motivos. A su favor sí que tenía a un reparto reconocido, con Judi Dench y Geoffrey Rush.

Dicho esto, de ningún modo se puede decir que ésta sea la superior de las nominadas en 1998. Sólo por el hecho de montar una de las secuencias bélicas más realistas jamás filmadas, los minutos iniciales de Saving Private Ryan son ya una cátedra de cine inigualada por la totalidad de Shakespeare in Love. Imaginamos que la Academia estaba cursi en aquella época: el año anterior premiaron Titanic.

 

7. Argo

En la edición 2012 de los premios, hubo dos nominadas a mejor película que retrataron acontecimientos reales de operaciones estadounidenses en medio oriente. En una – estrenada un año después de la captura de Osama Bin Laden – se representa la búsqueda internacional por el líder de Al Qaeda, con todo y los controversiales métodos de interrogación empleados por el ejército estadounidense.

En la otra, se recrea la heroica extracción de seis diplomáticos durante la crisis de rehenes de Irán en los ochenta, con la también heroica asistencia de Hollywood. Las controversias políticas que rodearon a Zero Dark Thirty le restaron posibilidades contra Argo, de Ben Affleck. Aunque tampoco le faltaba contendientes muy superiores, como Amour de Michael Haneke o Life of Pi, de Ang Lee.

 

8. Dances with Wolves

Kevin Costner protagonizó en su propio debut como director, un western sobre un soldado de la Guerra civil que es enviado a un lejano puesto en el oeste, donde acaba forjando amistad con los indígenas sioux. Aunque no hay duda de que Dances with Wolves fue bien recibida, tampoco es recordada como un clásico del cine estadounidense.

Esa distinción pertenece, de nuevo, a otra película de Martin Scorsese. Mientras que Costner se enfoca en una historia fantástica en la que el hombre blanco salva el día, Goodfellas de Scorsese sin duda es mucho más auténtica de su retrato sobre las mafias italianas en Nueva York. Para variar, se le considera una de las mejores películas de la historia. Queda claro que el Oscar no necesariamente representa un legado duradero a largo plazo.

 

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