‘El Hombre Que Vio Demasiado’: un retrato dinámico, estremecedor y digno de meditarse














A sus nueve años, Enrique Metinides ya fotografiaba accidentes y cadáveres. A raíz de eso, a esa misma edad se convirtió en periodista gráfico de nota roja en La Prensa y fue cuestión de días para que una de sus fotografías se adueñara de la primera plana. Con más de cinco décadas de oficio y sus retratos de las tragedias valuados como piezas de arte, hay mucho que Metinides tiene para contarnos y Trisha Ziff (La maleta mexicana), directora de este documental, para descubrir.

Si algo nos queda claro con El hombre Que Vio Demasiado es que, si la trayectoria de Metidines amerita una película, esta es. Lo mismo invita a reflexionar acerca de la muerte en la cultura mexicana, que de las discrepancias en el ejercicio del fotoperiodismo en diferentes países —sobre todo entre México y Estados Unidos—, tanto en cuestiones editoriales como en el marco legal.

Y para hacer estas lecturas, Ziff se acerca a personas que se han involucrado con el fotógrafo en diferentes esferas. Platica con las hijas para conocer las manías, las ausencias —»Llegaba cuando ya estábamos dormidas y cuando despertábamos ya se había ido a trabajar», cuenta una de ellas— y su sensibilidad en la cotidianidad.

Charla con los colegas para explorar el lado profesional, de lo rápido que estaba en el lugar y los riesgos que se tienen en ese negocio. Entrevistó a quienes visitaron y curaron su exposición en la Galería Anton Kern en Nueva York, entre ellos el compositor Michael Nyman, para descubrir las impresiones de su trabajo como piezas de arte —“te hace sentir como un mirón en la carretera”, se dice en uno de los testimonios—.

En esa recopilación de entrevistas, que se alternan con imágenes capturadas por el fotógrafo, no podían faltar las palabras del propio Metidines. La charla que tiene Ziff con él es para conocer el origen de todo —el negocio de cámaras que tenía su padre y la administración del cine Roxy por parte de su hermana—, las peripecias que hizo para conseguir las mejores capturas, sus colecciones y la forma en que lo conmociona ser testigo del aumento de la violencia en México.

El ensamble de todos estos elementos es ágil: se recopilan los testimonios adecuados, imágenes que cuentan demasiado y una música incidental que parece hipnotizarnos. Por eso y las reflexiones que propicia, no deja espacio para el reproche este documental que ha estado en la selección oficial de festivales internacionales, como el de Dubai, y que ganó en el Festival Internacional de Cine de Morelia el Premio Guerrero de la prensa y el Especial Ambulante. 

Veredicto Un fotógrafo visto a través de una lente, pero de una en movimiento que permite un retrato dinámico, estremecedor y digno de meditarse.