Grandes películas que fueron fracasos en taquilla

El mundo de la taquilla puede ser impredecible. A veces es obvio que una película recaudará carretadas de dinero, como Avengers: Endgame. Otras, alguna pequeña producción como A Quiet Place sorprende al público, y se convierte en el proverbial sleeper hit para robar escena. Y luego hay otras que tienen todo a su favor: directores de renombre, elencos de primera, un guión brutal, valores de producción ambiciosos… y se convierten en fracasos en taquilla.

Es difícil explicar a qué se debe. Hay veces que estos filmes se encuentran con una competencia difícil en cartelera y pasan desapercibidos; en otras, son incomprendidos por el público de su época. Pero por fortuna, a pesar de haber sido fracasos en taquilla, muchas de estas cintas han sido revalorizadas como obras maestras, y han perdurado para encontrar su público más tarde.

Estos son sólo algunos ejemplos:

 

Hugo (2011)

Basada en el libro The Invention of Hugo Cabret de Brian Selznick, Hugo es una anomalía en la filmografía de Martin Scorsese: se trata de un drama histórico apto para toda la familia, en una obra marcada por la mafia, el crimen y la religión.

No obstante, Hugo es una joya, una emocionante aventura infantil que también es una carta de amor al cine. Procedió a ganar cinco premios Oscar en categorías técnicas, junto con otras seis nominaciones. Sin embargo, se le consideró uno de los grandes fracasos en taquilla del año.

Con un presupuesto que se infló más de lo esperado (se estima en hasta 170 millones de dólares), Hugo sólo recaudó 73.8 millones de dólares en Estados Unidos. Tuvo que depender de la taquilla internacional para recuperar, pero tomando en cuenta los gastos de promoción, y que se encontró en cartelera con The Muppets y Breaking Dawn Part 1, quedó a deber bastante. Perdió unos 80 millones de dólares, una mancha que le ha costado limpiar a uno de los directores vivos más aclamados.

 

Blade Runner 2049 (2017)

Después de su aclamada pieza de ciencia ficción Arrival (2016), el canadiense Denis Villeneuve estrenaría Blade Runner 2049. No sólo se trataba de un director con creciente renombre, sino de la secuela de uno de los más grandes clásicos del cine de ciencia ficción, con Harrison Ford, Ryan Gosling y el propio Ridley Scott involucrados.

Fue un logro de los efectos especiales, y le valió al cinematógrafo Roger Deakins, por fin, su primer Oscar. Opiniones aparte, fue bien recibida por la crítica, pero no así por un público que casi no asistió a las salas. Así, Blade Runner recaudó “sólo” 259 millones de dólares a nivel mundial, aunque para compensar su presupuesto de producción y gastos de promoción, se estima que debía alcanzar los 400 millones.

“Es lenta. Larga. Muy larga”, comentó Scott posteriormente, como uno de los posibles motivos para el fracaso. “Quizá es porque la gente no estaba familiarizada con ese universo”, dijo Villeneuve, y podría tener razón: la original es un clásico de culto de 1982.

 

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Scott Pilgrim vs. The World (2010)

Para cuando adaptó las novelas gráficas de Scott Pilgrim a la pantalla, el director Edgar Wright ya tenía a su crédito clásicos de culto como Shaun of the Dead y Hot Fuzz. Las novelas de Bryan Lee O’Malley eran reconocidas por los fans del medio, y Michael Cera era un nombre atractivo para las comedias. Ni así alcanzó a salir tablas Scott Pilgrim vs. The World.

Con un presupuesto que se calcula entre los 60 y 90 millones de dólares, Pilgrim sólo juntó 47.6 millones en todo el mundo. Hoy, por fortuna, ya tiene un seguimiento de culto, además de lanzar las carreras de Mary Elizabeth Winstead (Fargo) y Brie Larson (Captain Marvel). También dio impulso a Wright entre la crítica, quien ha encontrado mayor éxito en el mainstream con Baby Driver.

 

Fight Club (1999)

Así es: una de las joyas en las carreras de David Fincher y Brad Pitt (y del cine del siglo XX) fue un fracaso financiero… inicialmente. Y éste puede achacarse a los ejecutivos del estudio, Fox.

Fincher empujó para contratar a una agencia publicitaria y promocionar Fight Club de formas más ingeniosas, pero el estudio insistió en algo más tradicional: anunciar la película en eventos de lucha libre. La decisión no dio resultados, y la película apenas recaudó en Estados Unidos poco más de la mitad de su presupuesto. Lección aprendida: hay películas que simplemente no caben dentro de lo convencional.

 

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Annihilation (2018)

La segunda película de Alex Garland (Ex Machina) como director se estrenó en Netflix en casi todo el mundo, aunque sí llegó a salas de Estados Unidos. En resumen, Paramount Pictures no tuvo fe en la película, así que vendieron los derechos de distribución internacional.

Con estrenos en Estados Unidos, Canadá y China, Annihilation obtuvo casi 33 millones de dólares contra un presupuesto de 50 millones, lo cual no es tan catastrófico. Hoy se le considera una de las grandes películas de ciencia ficción de la década, una que hubiera valido la pena ver en pantalla grande.

 

Children of Men (2007)

Estrenada en el Festival de Venecia, con un reparto que incluye a Julianne Moore, Clive Owen y Michael Caine, visualmente ambiciosa y nominada a tres premios Oscar. Nada cambia que la primera película de Alfonso Cuarón tras Harry Potter es uno de sus más grandes fracasos en taquilla (por fortuna, lo compensó y más con Gravity).

Ni con la taquilla internacional logró recuperar el dinero de Universal Studios. Eso sí, es recordada como una de las grandes películas en lo que va del siglo XXI.

 

Mulholland Drive (2001)

David Lynch es la perfecta encarnación de una visión artística única que, por lo general, no es compatible con el éxito taquillero. Su thriller neo-noir Mulholland Drive no es la excepción, y no logró recuperar sus dólares… a pesar de que producirla tampoco costó mucho.

La predilección del director por disponer de toda lógica narrativa podría haber sido un factor, pues en Estados Unidos no recuperó ni la mitad de su presupuesto de «nada más» 15 millones de dólares. Logró sumar 20 millones gracias a mercados internacionales. Hoy, varios críticos y medios especializados la sitúan como una de las mejores películas – o incluso la mejor – en lo que va del siglo XXI.

 

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Grindhouse (2007)

Dos de los directores más populares de nuestro tiempo se unieron para un double feature a la vieja usanza. Grindhouse es, en realidad, dos películas estrenadas juntas: Planet Terror de Robert Rodriguez, y Death Proof de Quentin Tarantino. Ni juntas lograron “salir tablas”.

La buena recepción de la crítica tampoco ayudó. Entre que el double feature se estrenó en fin de semana de Pascua y duraba tres horas, no la tenía fácil. No recuperó ni la mitad de su dinero.

 

The Master (2012)

Es difícil escoger sólo una obra maestra en la ilustre filmografía de Paul Thomas Anderson, pero sin duda, The Master es una fuerte candidata. Sin embargo, a pesar de sendas nominaciones al Oscar para sus tres reconocidos actores (Amy Adams, Joaquin Phoenix y Philip Seymour Hoffman), sin mencionar el renombre de su director, la película fracasó en taquilla. Su presupuesto de producción fue de 32 millones de dólares, y sólo recaudó 28 millones a nivel mundial.

 

The Iron Giant (1999)

El debut de Brad Bird como director es considerado uno de los grandes filmes animados de todos los tiempos. En su momento, sin embargo, fue uno de los más grandes fracasos en taquilla de su tiempo. Ni sumando todos los mercados del mundo se acercó a recuperar la mitad de su presupuesto.

Aunque es mucho más valorada hoy, The Iron Giant se estrenó en un tiempo en que Pixar y DreamWorks comenzaban a demostrar el atractivo de la animación digital en 3D.

 

Citizen Kane (1941)

Sí, hoy se le tiene como una de las mejores películas de todos los tiempos, cuya influencia en el séptimo arte se siente al día de hoy. Pero las circunstancias de su estreno hicieron a Citizen Kane un mal negocio en su estreno.

El magnate de los medios William Randolph Hearst, en quien se basa parcialmente el personaje de Kane, saboteó la película: varios cines se negaron a exhibirla, lo que resultó en pérdidas. Eventuales relanzamientos lo compensaron, pero una de las grandes obras del cine fue un fracaso rotundo en su día.

 

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