Hotel de criminales, intriga y humor negro con un toque de glamour

Estreno: Hotel de criminales, ¡ya en cines! 

Director: Drew Pearce

Actúan: Jodie Foster, Jeff Goldblum, Sofia Boutella, Sterling K. Brown, Zachary Quinto, Charlie Day, Dave Bautista, Father John Misty, Jenny Slate

⭐⭐⭐⭐

Sinopsis

Después de que un robo al banco les sale mal, dos hermanos se resguardan en un hospital sólo para criminales, pero aunque estén a salvo de las protestas en la calle, los pacientes podrían resultar bastante más peligrosos.

El futuro puede no estar escrito, pero el debut como director de Drew Pearce predice serias consecuencias si sigue por este camino. Ubicada una década en el futuro, los Estados Unidos postrumpianos de Hotel de criminales (Hotel Artemis) no son un lugar feliz. El muro fue construido, la sequía regresó a California lo que provocó un futuro donde las reservas de agua han sido privatizadas. Los ricos tienen acceso, los pobres no —y así comienzan las peores revueltas que Los Ángeles haya visto jamás—.

Por encima de la violencia en las calles está el Hotel Artemis (el Hotel de criminales), un ex palacio de la era dorada de la hospitalidad hollywoodense que es ahora un club exclusivo para miembros criminales dirigido por ‘La Enfermera’ (Jodie Foster) y su asistente Everest (Dave Bautista). Los miembros de esta noche: los hermanos asaltabancos Waikiki (Sterling K. Brown) y Honolulu (Brian Tyree Henry), la asesina Nice (Sofia Boutella) y el contrabandista de armas Acapulco (Charlie Day).

La principal fortaleza de la película es su locación. El piso que ocupa el penthouse del hospital cuenta con una rica atmósfera en la desvanecida gloria del hotel —sillones con manchas de sangre muestran el logo art decó, y los murales reflejan destinos de vacaciones de los 20 que evocan un futuro distópico donde la gente sueña con una mejor época que ya pasó—.

Y es en este escenario de ‘habitación cerrada’ donde los huéspedes son forzados a existir e interactuar, a salvo de los disturbios de abajo (pero quizá no unos de los otros). Todos tienen secretos y sus propias agendas, y no todos son compatibles. Es en los intercambios en ese espacio confinado donde Hotel Artemis es más convincente —treguas inquietas que mantienen la paz que no pinta para durar—.

Y claro que no dura. Herido y rumbo al hotel va su dueño, el señor del crimen de Los Ángeles Wolf King (Jeff Goldblum). Encantador por fuera (obvio, porque, ¿cómo podría Jeff Goldblum ser otra cosa?), no es un hombre con quien quieras meterte, lo cual le hace difícil la vida a los hermanos, quienes le robaron 17 millones de dólares en diamantes justo ese día. (¿El castigo por robarle a él? La muerte. Sin excepciones). Es su llegada inminente la que eleva la tensión, incluyendo que su hijo y varios secuaces estén acampando y muy enojados fuera de la puerta de seguridad para “reservar” el último cuarto del hospital, negando la regla de que ‘el primero que llega es el primero a quien se trata’. Y aunque no es una película llena de acción, la entrega hábilmente cuando la necesita.

Y luego está Jodie Foster. Una presencia ya rara en pantalla, ofrece una interpretación de ensueño —dura por fuera pero transmitiendo una tristeza profunda por el luto que guarda a su hijo fallecido hace mucho—. Atada al Hotel de criminales por su agorafobia, sólo existe en el interior deteriorado mientras suspira por los días felices de su pasado. Ella es el corazón del filme, provee profundidad y pathos, y es un contrapunto vital para la ruidosa criminalidad que existe a su alrededor.

También hay problemas: cuando se le escrutina apropiadamente, no todos los puntos de conflicto se sostienen (¿cómo podría saber Wolf King que los hermanos tenían sus diamantes?) y algunos personajes no alcanzan los objetivos que merecían. Pero no deja de ser una película emocionante y original, llena de estilo que merecía algo mejor que su mala recepción en la taquilla estadounidense.

Realizada con estilo, con un trasfondo de violencia y el viejo glamur de Hollywood, la visión de Drew Pearce del futuro cercano está entrelazada con intriga y humor negro.

Veredicto

“Jodie Foster entrega una interpretación de ensueño —dura por fuera pero transmitiendo una tristeza profunda—».

Por Jonathan Pale