‘Rocketman’: Elton John, el musical

Taron Egerton interpreta a Elton John en Rocketman, una película biográfica con un pie puesto en el musical. Checa la reseña de Cine.

Estreno en México: 31 de mayo

Director: Dexter Fletcher

Actúan: Taron Egerton, Bryce Dallas Howard, Jamie Bell, Richard Madden

Duración: 121 minutos

★ ★ ★ ☆ ☆

Sinopsis: La historia de cómo el tímido prodigio del piano, Reginald Dwight, se convirtió en la leyenda musical Elton John.

 

“Basada en una fantasía verdadera”, nos dice el póster oficial (en inglés) de Rocketman. Esa pequeña frase nos revela toneladas de ésta, una película que el mismo Elton John y su esposo, David Furnish, han tratado de llevar a la pantalla por las últimas dos décadas. Es decir: ésta es, para bien y mal, la vida del famoso músico a través del filtro de quienes fungen, respectivamente, como productor ejecutivo y productor.

Por el hecho de ser contemporáneas, similares en tema y compartir al director Dexter Fletcher (en parte y en mejores circunstancias), las asociaciones con Bohemian Rhapsody son inevitables. Ambas son, incluso, parecidas en estructura narrativa, pues parten de un momento parteaguas en las vidas de sus estrellas, para después hacer un flashback al comienzo de sus meteóricos ascensos hacia el firmamento del rock.

Dicho esto, el punto de partida no es gratuito para el guionista Lee Hall (Billy Elliot). Se trata de la irrupción de Elton John (Taron Egerton), con todo y estrafalario disfraz, a una clínica de rehabilitación. En plena sesión de apoyo reconoce su adicción a las drogas, el alcohol y el sexo, antes de confesar sus carencias de cariño en un hogar de madre indiferente (Bryce Dallas Howard) y padre ausente (Steven Mackintosh).

Las sesiones del músico en la clínica establecen un marco para la narrativa, que vuelve al inicio de la historia para, con un pie en el surrealismo, contarnos una fantasía. Como si de un sueño se tratara, la infancia del pequeño Reginald Dwight (Matthew Illesley) nos pinta a vecinos tan grisáceos como sus vidas, y a una orquesta dirigida desde su cama. Esta misma estética permanece en la narración de los momentos más oscuros de su vida, lo cual es uno de sus más grandes méritos.

En conjunto con la interpretación de Egerton (quien sí canta en pantalla, contrario al lamentable remedo de Freddie Mercury), este filtro fantástico funciona para hacernos simpatizar con él. Sin embargo, se vuelve un arma de doble filo cuando se involucran los otros personajes.

Casi todos terminan como un accesorio bidimensional, personas que entran y salen de la historia para ser resentidas por Elton John. El mejor ejemplo de ello es John Reid, interpretado de tal manera por Richard Madden que la única posibilidad es convencerse de que es un auténtico imbécil. Ni una cualidad redentora.

La contraparte es Bernie Taupin (Jamie Bell), el renombrado letrista cuyo tiempo al inicio de la historia lo redondea mejor. No obstante, llega un punto en la película en que los personajes vienen y van como si el guión tuviera que pasar, a fuerzas, por una lista completa de acontecimientos. Pregúntenle a Renate Blauel (Celinde Schoenmaker), esposa del músico por cuatro años, reducidos a cuatro fugaces minutos en pantalla.

Este afán de tachar una lista de acontecimientos cobra factura a las secuencias musicales, el corazón de Rocketman. Ver a Elton reventar el mítico club Troubadour es un espectáculo a la altura de la leyenda, y la secuencia basada en la canción titular es acompañada de geniales metáforas visuales. No todas estas secuencias merecen la misma clase de elogios, pero sí el reconocimiento de ser reinterpretaciones de los icónicos temas, más que meras sesiones de lip sync.

Veredicto

Taron Egerton es electrizante cuando el guión le da la oportunidad. Rocketman tiene instantes genuinamente espectaculares, pero varias de sus secuencias musicales desaprovechan el potencial de las composiciones de Elton John.

Por Lalo Ortega

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