Beautiful Boy, para quienes suelen cargar pañuelos desechables

Llega a los cines Beautiful Boy, película basada en los libros Beautiful Boy: A Father’s Journey Through His Son’s Addiction de David Sheff y Tweak: Growing Up on Methamphetamines de su hijo Nic Sheff.

 

Director: Felix van Groeningen

Actúan: Steve Carell, Timothée Chalamet, Amy Ryan, Maura Tierney

Duración: 120 minutos

★ ★ ★ ★ ☆

 

Sinopsis

La historia de diez años en la vida de un muchacho con una adicción incontrolable a todo tipo de drogas pero principalmente al crystal methen su búsqueda por la recuperación y como sus padres, en particular su padre, viven sus momentos de sobriedad así como sus caídas y recaídas.

Es un hecho que, en cuestiones familiares, en particular en la relación de los padres con los hijos la culpa sale más cara que el amor. Las cosas que se hacen por culpa generalmente terminan empeorando las cosas. Y no es que la culpa requiera estar fincada en la realidad, es que cada acto que el hijo comete en su contra o en contra de los demás, al padre le sabe al peor fracaso. Si las malas calificaciones o la eventual borrachera rompen el corazón de cualquier padre sensible, imagina una incontrolable adicción a las metanfetaminas.

La historia no es como las que conocemos, en las que alguna carencia o evento traumático conduce a la adicción. Nic Sheff (Chalamet) fue un niño feliz, creció con su papá y la segunda esposa de él y sus hermanitos pequeños. Para David Sheff (Carell), su hijo es una maravilla, divertido y normal y es su más absoluta adoración.

La película está basada justo en las memorias de ellos dos así que existe el testimonio de Nic que sentía que, a pesar de ser feliz y tener una vida normal, siempre sintió una pesadez que no podía sacudirse con nada hasta que en la prepa empezó a experimentar con el alcohol y después conoció las drogas.

Para David su hijo era reventado, fiestero pero no veía nada raro ni malo en él. De hecho pudo haber sido una etapa de experimentación como la que pudiera existir en cualquier joven y más uno norteamericano.

El problema se presentó cuando el aún adolescente probó por primera vez la metanfetamina. Según relata el propio Nic, en ese momento se sintió como nunca se había sentido, dejando atrás esa pesadumbre y esa oscuridad que parecían aferrarse a su joven alma sólo para dar cabida a sombras más dañinas.

Desde esa vez su búsqueda se intensificó para tratar de replicar ese primer intenso encuentro con la droga y con la ilusión de una “completud” que duró diez años, que es el periodo en el que acompañamos a los Sheff desde que David se entera que su hijo se ha drogado fuertemente durante un año. El hombre no entiende cómo su beautiful boy pudo ocultarle que tenía un problema tan serio.

Ahí es donde empieza el ciclo de la culpa, aunque para Nic no existe problema alguno con su adicción y siente que su padre no lo comprende, David siente culpa por no hacerse dado cuenta y “haber permitido” que Nic llegara a ese punto con una droga tan destructiva.

David intenta todo para llevar a Nic por el buen camino de la rehabilitación pero cada recaída es un fracaso personal y por salvar a su primogénito, David casi ha abandonado a su esposa y a sus hijos pequeños, incluso ha peleado con su ex recriminándole por no participar en la adicción del hijo de ambos y ella culpándolo porque, a fin de cuentas, Nic creció con él.

Veredicto

Lacrimógena a más no poder, sólo en ese mood vale la pena ver Beautiful Boy, de otro modo te puede desgraciar bastante el día. Se reconoce el aporte en el que explican exactamente el daño que provoca la metanfetamina en el cerebro. También se agradece el hecho de que sea un papá el que se deshaga por su hijo principalmente por tratarse de un asunto de la vida real.

Por César Hernández

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