‘El cuento de las comadrejas’: entrevista con el director Juan José Campanella

El cineasta argentino Juan José Campanella platicó con Cine sobre la carta de amor que le hace al cine en El cuento de las comadrejas.

Por Anaid Ramírez

Si nosotros como público creemos que hemos esperado mucho tiempo —seis años— para ver el nuevo trabajo de Juan José Campanella, espera a saber desde cuándo el director argentino había planeado su homenaje al cine. “El primer boceto de la película fue en el 97, así que imagínate, tiene 27 años”, cuenta con su acento argentino el cineasta. Y si ha pasado tanto tiempo desde que el realizador ideó esta carta de amor al séptimo arte, es porque está escrita con mucho fervor. “Es un homenaje para todos a los que nos gusta el cine, no sólo para quienes lo hacemos”, asegura. 

Todo comenzó en los 90, cuando Campanella estaba en Los Ángeles editando su segunda película (Ni el tiro del final). “Quizá por estar rodeado de tanto cine y tantos lugares emblemáticos, me dieron muchas ganas de hacerle un homenaje al cine clásico, ése con el que yo me había criado y que tanto me había apasionado, entusiasmado y por el cual estaba trabajando ahí”, recuerda durante la llamada telefónica con Cine.

Desde que Juan José Campanella vio Los muchachos de antes no usaban arsénico, de José Martínez Suárez, le gustó. “Me pareció que tenía mucho ingenio y humor negro”, dice. Así que la sintió como “el vehículo perfecto para darle una vuelta de tuerca y hacer un verdadero homenaje al cine, no sólo a través de los personajes, sino en cómo se cuentan las cosas; todos siempre hablan como si estuvieran haciendo una película”.

De esta forma veremos en pantalla a una diva (Mara, interpretada por Graciela Borges), un director de cine (el Norberto de Óscar Martínez), un guionista (Martín Saravia, encarnado por Marcos Mundstock, el de Les Luthiers) y un aspirante a actor que sólo llegó a extra (Pedro, con piel de Luis Brandoni). Todos viven “obligatoriamente” en casa de Mara y tratan de sobrevivir al retiro, el olvido y al ego.

 

Aunque la historia transcurre en Argentina, es gracias al perfil de cada uno de los personajes que la sentiremos muy cercana a nuestro contexto. “El cine latinoamericano está muy casado con el cine mexicano, con los grandes cómicos y actores. Yo crecí viendo a Cantinflas y apreciando la fotografía del gran (Gabriel) Figueroa”, cuenta Campanella. Por eso augura que en México “se van reír mucho y también van a ver mucho de su propio cine”. 

Con más de 30 años de trayectoria, el también realizador de El secreto de sus ojos no lidia con la soberbia que tienen los personajes de su adaptación, sino con el nerviosismo que provoca entregar una buena cinta al público y que sea bien recibida. “Es peor cada vez que estreno una película, debería estárseme pasando en lugar de aumentar”, afirma. Y aunque en su preestreno en Argentina más de mil personas vieron El cuento de las comadrejas y las reacciones fueron positivas —“se mataban de risa y terminaron con aplausos”—, eso no disminuye la ansiedad de Campanella. “Uno nunca sabe, cada vez me pone más ansioso, está llegando a un nivel que capaz y hace que no filme más porque no lo aguanto, no lo aguanto”, dice entre risas. 

Cine le tiene una noticia positiva al cineasta. En la proyección especial para prensa, las risas no dejaron de llegar. “Me alegra mucho que me lo digas y que haya sobrevivido a nuestros distintos castellanos”, responde feliz y entusiasmado. 

La nueva película de Juan José Campanella, está en cines de México desde el 28 de junio.

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